Columna: Educación y programación

Por: Lilian Hernández

“Mamá cómprame un celular”, “Vamos a jugar play”, “¿Viste el nuevo juego?”, “Me encantan los drones”, estas son algunas de las frases recurrentes hoy en los niños y niñas. Ya desde los 5 años ellos tienen conciencia de lo que es un aparato tecnológico, tal como un dispositivo celular, televisores inteligentes, autos automáticos, entre otros, es decir, es innegable el contacto desde temprana edad con la tecnología. Posteriormente, al ingresar a la escuela los niños y niñas se encuentran con clases en las cuales, en su mayoría, la tecnología está ausente.

Por esta razón y conscientes de su importancia para desenvolverse en el presente siglo el Ministerio de Educación inauguró el año 2018 el primer centro de innovación cuyo objetivo principal es impulsar, de diversas maneras, el desarrollo tecnológico en las escuelas y liceos públicos y subvencionados del país, además de los centros de educación superior.

De esta forma, la educación en Chile tiene el desafío de incluir el lenguaje digital en sus aulas y aquí nos encontramos con la primera piedra de tope, ¿Están nuestros profesores preparados para desarrollar habilidades digitales? O, ¿han recibido en su formación de pregrado cursos de programación? Importante tarea para el centro de innovación y las universidades que forman profesores.

Por otra parte, la evidencia tampoco es alentadora, puesto que adultos y estudiantes poseen habilidades digitales deficientes lo que podría impactar posteriormente en sus oportunidades laborales y económicas, por eso la importancia de incluir el lenguaje digital a través de la programación computacional en edad escolar temprana.

En este contexto, 1024 programadores desde el Bío Bío se posiciona como pionero al incorporar talleres de programación en Python a niños y niñas de 5º a 8º año básico de escuelas públicas y subvencionadas del gran Concepción. Lo anterior resulta importante por la reciente inauguración de las obras del parque científico y tecnológico, Pacyt, en nuestra región y cuya necesidad de jóvenes con habilidades de programación estarán, lo más probable, entre sus requisitos de oportunidades laborares o de investigación.

 

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